«Gracias», dijo Maya, anotándolo. Subrayó el nombre dos veces, más por costumbre que por intención. Hace dos meses. Eso habría sido cerca de la operación de Lily, pensó vagamente, pero descartó la idea. Las coincidencias ocurren todos los días en los hospitales. ¿Qué probaba esto?
Cuando colgó, se quedó un momento sentada, pasándose la mano por el pelo. No había ningún motivo claro para pensar que las historias estuvieran relacionadas. Y, sin embargo, no podía dejar de pensar en la forma en que Milo miraba a Lily, no como un extraño, sino como alguien que recuerda.
