La confirmación definitiva llegó cuando comprobó las nóminas de la cafetería durante una visita casual. «Lena Gray» no estaba impreso en ninguna parte, sólo «Empleada 17-Cash-in-hand» Ningún registro oficial. Ningún apellido. Ni siquiera uno falsificado. Ella había pedido permanecer fuera de los libros por completo. La mayoría de los empleadores no habrían accedido. Este lo había hecho, tal vez, debido a su excelente ética de trabajo.
Aquella noche, Evan repasó su primera conversación. Lena había dado respuestas construidas que evitaban por completo la identidad. Educadas, coherentes, herméticas. «Gray» ni siquiera tenía por qué ser su verdadero nombre. Pero Evan quería saber más sobre aquella mujer y su historia.
