Una niña de 7 años hace una señal secreta a su perro: el juez interrumpe el juicio

Scout se agitó bajo el banco de Lila, agitó la cola una vez y fijó la mirada en la bolsa de pruebas. Merritt notó el movimiento, silencioso pero deliberado. Los perros, pensó, no entendían palabras como imposible. Sólo entendían el mal cuando lo intuían.

Cuando Lila se acercó al estrado, el ruido de la galería desapareció como si se lo hubiera tragado el propio aire. Scout caminaba a su lado, cada movimiento medido, deliberado, protector. Merritt sintió que la sala contenía la respiración.