A Emily se le quebró la voz. «Pero se supone que tienes que comprobar esas cosas. Dijiste que lo habías hecho» La doctora Wilson asintió, con un tono culpable. «Sí comprobé los registros, los archivos, todo parecía coherente. Las cifras coincidían con las registradas por las enfermeras. Hasta hoy no nos hemos dado cuenta de que los registros estaban mal»
Tomó aire. «Ambas familias preguntaron por la pigmentación de los bebés. Todos dijimos lo mismo, que era habitual que los recién nacidos tuvieran un aspecto más oscuro o más claro justo después de nacer y que desaparecía con el tiempo. En ese momento, no había motivo para cuestionarlo» A Emily se le llenaron los ojos. «Eso me lo dijiste a mí. Se lo dijiste a él»
