Cuando hizo la presentación, Ashley percibió el cambio con mayor claridad. La atención de Rowena permaneció fija en Bill de una forma que le pareció inusual. Su mirada era firme e ininterrumpida. No era abiertamente hostil, pero tenía un peso que hizo que Ashley se diera cuenta de repente de cada movimiento y pausa.
Rowena observó a Bill más tiempo del que exigía la cortesía, como si lo estudiara en lugar de saludarlo. Ashley se dio cuenta de lo poco que parpadeaba su madrastra, de cómo su expresión permanecía tranquila pero concentrada. Aquella concentración inquietaba a Ashley, aunque no podía explicar por qué le molestaba tanto.
