No tenía sentido. Parecía estar completamente a gusto, moviéndose por la casa con la familiaridad de alguien que había vivido allí. Pero entonces, ¿por qué entraba a hurtadillas? ¿Y por qué el hombre negaba su existencia?
La mente de Sebastian se llenó de preguntas y supo que tenía que enfrentarse a ella. Estaba a punto de hablar cuando algo le hizo detenerse en seco. Oyó entrar un coche en la entrada. El hombre había llegado pronto a casa, una hora antes de lo habitual.