Elise lo miró con suave preocupación. No podía imaginarse los recuerdos de guerra que guardaba. Quería incitarle a hablar más de los días anteriores a la guerra y de lo que se sentía al luchar por tu país. Sin embargo, también sabía que el dolor humano era frágil y que algunas cosas era mejor dejarlas en paz.
El veterano se movió ligeramente y volvió a mirar el collar de Elise antes de hablar en un tono casi distraído. «Yo también viajo para reunirme con mi familia. Mi mujer murió hace poco y mi hijo vive en la ciudad» Elise sonrió. Sintió un calor protector hacia aquel anciano.
