Este hombre estaba harto de que los turistas maleducados invadieran su propiedad, así que decidió ser creativo

Eso fue lo que convenció a Robert. Se mudaron juntos, prometiendo cuidar el viñedo como un sueño compartido. Pero Marianne falleció apenas tres años después. Una enfermedad silenciosa que le dejó muy poco tiempo. Ahora sólo quedaba Robert, y las uvas.

Intentó mantenerlo todo él mismo. Recortaba, regaba y entrenaba las vides, pero algo nunca funcionaba del todo bien. Algunas plantas se negaban a crecer. Otras se oscurecían demasiado pronto. El rendimiento disminuía.