Volvió a preguntarle cuánto tiempo llevaba haciendo señas. Ella sonrió amablemente y contestó: «Hace bastante tiempo» Sus ojos contenían una disculpa silenciosa, como si supiera que él merecía más pero no pudiera ofrecérselo. Lena no parecía tímida, sino reticente. Aunque su instinto le decía que dejara de curiosear, sentía curiosidad por ella.
Margot no notó la tensión. Estudió a Lena con abierto cariño, los dedos le hacían preguntas que Evan no podía seguir. Lena respondía a cada una de ellas con suavidad, con calidez, como si hablara con alguien a quien apreciara de verdad. Evan se sintió vagamente celoso de la conexión sin esfuerzo que había entre ellos y que él, como hijo de ella, a veces se esforzaba por crear.
