Evan cerró el portátil lentamente, las últimas pruebas se consolidaban en una verdad innegable: Damien no sólo había traicionado a Elena profesionalmente. Había aniquilado su vida a propósito. El robo, las firmas falsificadas, los rumores susurrados, la narrativa mediática… fue una demolición calculada, no un malentendido corporativo. Y Elena lo había llevado sola.
Él la encontró después de cerrar, barriendo el suelo de la cafetería. Ella se puso rígida cuando vio sus ojos sobre ella. Evan no perdió el tiempo. «Elena Hartmann», dijo en voz baja. Ella se quedó inmóvil, con la escoba a medio camino del recogedor. «Y sé lo que hizo. Cada documento. Cada falsificación. Cada mentira» Su rostro perdió el color.
