Scout se agachó de nuevo, sin apartar los ojos de las pruebas. La sala esperó, con cien respiraciones contenidas a la vez. Merritt sintió lo que todos los demás sentían pero aún no podían nombrar: el delgado y tembloroso límite entre la coincidencia y la confesión.
El alguacil llevó la etiqueta carbonizada a la mesa central y la colocó bajo la luz de la sala. Su superficie metálica estaba deformada, pero era lo bastante legible como para revelar unas tenues letras: Admin Acc….. La implicación de la palabra visible era clara.
