Una niña de 7 años hace una señal secreta a su perro: el juez interrumpe el juicio

Apareció exactamente diez minutos antes del incendio. No había ningún nombre, identificación de usuario ni firma digital. La línea estaba limpia, vacía, fantasmal. Merritt frunció el ceño. «Sin asignar», murmuró. En sistemas como éste, «sin asignar» normalmente significaba oculto.

Se echó hacia atrás y apretó las yemas de los dedos. Alguien que no debía estar allí se había movido por aquel sistema, sin ser visto pero rastreable por su ausencia. Aún no era una prueba, pero bastaba para remover el suelo bajo la certeza de la acusación.