Lila sacudió la cabeza con firmeza. El movimiento fue decidido, sin vacilaciones. Estaba claro que Lila estaba segura de no haber oído a Jacob aquella noche. Un jadeo colectivo recorrió la habitación.
Scout se sentó más alto a su lado, con la postura rígida y la atención intacta. La inquietud de Merritt aumentó; se oía un leve zumbido bajo la quietud de la sala. El perro no estaba inquieto, pero esperaba que ocurriera algo. Percibía la tensión que los humanos aún no habían nombrado.
