«¿Y después? El tono de Cooper era cauto y paciente. Lila sacudió la cabeza con firmeza. El movimiento fue pequeño pero certero. Todos en la sala entendieron lo que quería decir sin que ella tuviera que decirlo en voz alta.
Merritt la observó atentamente. Los traumas hacían que los testigos fueran poco fiables, pero a veces también eliminaban la necesidad de mentir. La chica no se inquietó, no buscó aprobación. Simplemente recordaba, y recordar era su propio desafío silencioso.
