Una niña de 7 años hace una señal secreta a su perro: el juez interrumpe el juicio

Su mirada volvió a la chica y al perro. La acusada parecía desconcertada, casi derrotada. El explorador permanecía quieto pero vigilante. Merritt se echó hacia atrás, observando cómo se desarrollaba la actuación de Lowell, preguntándose si su confianza provenía de las pruebas o de su intención de ganar a cualquier precio.

«El señor Wells tenía motivos», declaró Lowell con seguridad, paseándose ante el estrado como un hombre seguro de su relato. «Estaba endeudado: llevaba meses de retraso en el pago del alquiler. El acceso y la oportunidad convergen en él, Señoría» Su voz transmitía ese ensayado equilibrio entre indignación y convicción.