El voluntario consultó los registros. «Veamos, lo encontramos cerca de un accidente de tráfico hace dos meses. Su dueño murió casi al instante. No conocemos todos los detalles. Lo trajo control de animales, conmocionado pero sano»
Los dedos de Maya se detuvieron alrededor del bolígrafo. «¿Sabe el nombre del dueño?», preguntó. La voz del teléfono vaciló. «Sí, estaba registrado con un tal Evan Reed. Intentamos ponernos en contacto con la familia para que alguien pudiera recogerlo. Pero nadie se presentó enseguida. Al final, la madre de Reed vino a decir que no podía quedárselo»
