Una mujer encuentra a su perro en el patio trasero, ¡y lo que ocurrió a continuación le hizo llorar!

Tal vez podría servirle de distracción. Una ofrenda de paz. Algo que desviara la atención del perro el tiempo suficiente para que ella actuara. No era infalible, pero era lo único que se le ocurría en ese momento. Podía lanzar el juguete hacia el perro y, cuando éste se distrajera, soltar rápidamente el arnés.

Maya se vistió con su grueso abrigo de invierno y se puso dos guantes, uno encima del otro. Las zapatillas seguían junto a la puerta. Se las ató con fuerza y las rodillas le crujieron al ponerse de pie. Llevaba el conejo bajo un brazo y el rastrillo en el otro. Estaba preparada.