Se imaginó a Clara a escondidas, reuniéndose con alguien en secreto, escabulléndose sin decírselo. El pensamiento le quemó dolorosamente. ¿Y si la razón por la que no había vuelto o no había llamado era que estaba con otra persona? ¿Alguien en quien confiaba más?
El miedo pronto se transformó en celos. Buscó en todos los lugares que Clara amaba: el banco del parque donde ella leía, el café que visitaban semanalmente y la librería donde se habían conocido. Todos los lugares estaban vacíos, indiferentes, sin rastro alguno de que ella hubiera estado allí.
