Esta anciana vive en un viejo cobertizo, ¡pero espere a ver su interior!

Le picaba la curiosidad y, a medida que avanzaba el día, se le acumulaban las preguntas. ¿Y si los niños tenían razón? ¿Y si realmente ocurría algo al final de la calle? No podía seguir ignorándolo. La curiosidad le llenaba los huesos y sabía que tenía que investigar, aunque no estuviera seguro de lo que esperaba encontrar.

Esa noche, después de cenar, James decidió observar el cobertizo desde su ventana. No iba a acercarse todavía, pero observar desde la distancia le parecía bastante inofensivo. Apartó un poco las cortinas, entrecerrando los ojos en la creciente oscuridad, intentando detectar cualquier señal de movimiento desde el patio.