Unos pasos resonaron fuera de la unidad. Eran agudos, coordinados y demasiados para ser una coincidencia. Calder también los oyó. Se le torció la cara. «Nos han encontrado» Pero había algo en su pánico que parecía casi teatral. Evan se dio cuenta de que los documentos debían incriminar a Calder de algún modo
Evan cerró el maletín. Calder se abalanzó sobre él. Forcejearon, chocando contra paredes metálicas que sonaban como alarmas. Calder era asombrosamente fuerte, la voz se le quebraba al gruñir: «¡No entiendes lo que dejó atrás! Era un traidor» Evan se quedó helado. No podía creer que su pobre y gentil padre fuera un traidor
