Una madre da a su hijo en adopción, 18 años después ve su collar en las noticias y se da cuenta del error

Pero lo desconocido llegó de todos modos. Su novio desapareció en cuanto le contó lo del embarazo. Su trabajo en la cafetería apenas le permitía pagar el alquiler. Incluso con turnos extra, vivía a base de fideos instantáneos, viendo cómo se le redondeaba el estómago y se le vaciaban los armarios. El futuro se cernía sobre ella como una sombra.

Dios, pensar en ello le cortaba como un cuchillo. Visitó bancos de alimentos, regateó con el casero y vendió lo poco que tenía. Pero los recién nacidos necesitan algo más que amor: lo necesitan todo y un poco más. Mara, a sus diecinueve años, se estaba quedando rápidamente sin nada. La decisión que juró no tomar nunca empezó a acecharla.