Un hombre despierta de un coma de 17 años y sus primeras palabras son una advertencia..

Helen anotó el episodio en el historial, con el bolígrafo sobre la línea de diagnóstico. ¿Respuesta motora inestable? No, no era eso. El temblor no era puramente neurológico; era como si la memoria intentara salir a la superficie y se ahogara a medio camino. Observó cómo subía y bajaba el pecho y pensó: «No se está despertando, algo está intentando salir».

Los días siguientes se desdibujaron en medios sonidos y sílabas rotas. Iba a la deriva entre la lucidez y el delirio, con los ojos parpadeando como si viera algo derrumbarse detrás de ellos. Helen anotaba cualquier fragmento coherente que captaba: «calor…», «vent….» Cada fragmento parecía parte de una frase que se negaba a terminar.