Un hombre despierta de un coma de 17 años y sus primeras palabras son una advertencia..

«Suelta… presión», susurró, como si probara cada sonido. Luego, el esfuerzo le agotó y sus ojos volvieron a cerrarse. Los monitores se estabilizaron. Helen exhaló, mitad con frustración, mitad con asombro. La advertencia, si es que lo era, seguía encerrada en sílabas que se negaban a cooperar.

Fuera, un trueno retumbaba sobre la ciudad, débil pero continuo. Helen permaneció sentada junto a su cama mucho después de terminar su turno, observando la lenta línea del pulso en el monitor. Las máquinas zumbaban a su alrededor, un eco artificial de una vibración más profunda que aún no podía nombrar.