«Hace tres días, un lugareño fue a buscar el final de esa cosa. Dijo que encontraría el final. Llevó su bote más allá de la cresta y nunca regresó. Buscamos hasta que se fue la luz. Encontramos el bote a la deriva a la mañana siguiente. Vacío»
El pescador más joven intervino, en voz baja. «¿Quieres saber qué había dentro? Su radio, sus redes… incluso su almuerzo. Como si acabara de bajarse» Elías miró más allá de ellos, hacia el mar. El horizonte se estaba desvaneciendo en violeta ahora, y la cadena brillaba débilmente en la luz moribunda, como si estuviera escuchando.
