Un pescador creía haber encontrado una almeja enorme, pero palidece al mirar dentro

Rowan guardó la llave y el medallón en su caja de aparejos, con la inquietud revolviéndosele en las tripas. ¿Quién los había sellado bajo el agua? ¿Por qué disfrazarlos de almeja? ¿Y qué tenía que ver todo aquello con los Harrington? Estas preguntas lo atormentaban mientras volvía a puerto.

Se dirigió al museo marítimo local, dirigido por el anciano historiador Sr. Alden, que conocía todas las historias de naufragios del siglo pasado. Rowan dudó antes de mostrar el medallón, inseguro de cuánto debía revelar. Aun así, lo colocó suavemente sobre el mostrador, observando atentamente el rostro delineado de Alden en busca de una reacción.