Intentó investigar en casa, pero no encontró gran cosa. Los recortes de periódicos antiguos calificaban el hundimiento del Trident de desastre ordinario relacionado con la carga, aunque los relatos de los supervivientes se contradecían entre sí. Algunos hablaban de explosiones, otros mencionaban cajas desaparecidas. Las incoherencias inquietaron a Rowan. Parecía una tapadera, pero ¿para qué?
Esa noche, Rowan recibió un mensaje de un número desconocido: «No curiosees en el Tridente» Las palabras le helaron. Alguien sabía exactamente lo que había descubierto. ¿Cómo habían sabido que lo encontraría? Se quedó mirando la pantalla, con el pulso latiéndole con fuerza.
