«Más cerca que antes. Creo que está decayendo. Se está cansando. Lo intentaré de nuevo esta noche» La última página estaba en blanco, excepto por una mancha de suciedad o sangre seca en la esquina inferior. Evelyn cerró el diario. Levantó la vista lentamente y se encontró con que la madre osa la observaba desde el otro lado del claro.
No con hostilidad, sino con algo parecido al agotamiento. Debajo de ella, la tierra estaba removida. Pisoteada. Como si alguien hubiera estado allí una vez… y hubiera sido expulsado. El oso más grande resopló y comenzó a pasearse por la línea de árboles, inquieto. El mensaje era claro. Había más que encontrar. Más que entender. Y necesitaban su ayuda.