Dos osos la llevaron al bosque: lo que encontró fue devastador

El terreno cambiaba sutilmente, subiendo y bajando bajo sus pies. Tropezó varias veces y se agarró a ramas bajas para apoyarse. Los osos no se detuvieron a esperar, pero tampoco la dejaron atrás. Su paso era exigente, decidido. Y sin embargo… no parecían perdidos. Ese pensamiento la heló. Sabían exactamente adónde iban.

Tras otro rato de silencio, Evelyn se armó de valor para hablar de nuevo, esta vez a los osos. «¿Adónde me lleváis?», preguntó en voz baja, apenas por encima de un susurro. Por supuesto, no esperaba respuesta. Pero el oso más pequeño -casi como respuesta- hizo una pausa, giró ligeramente la cabeza y emitió un gruñido bajo antes de seguir adelante.