El oso más pequeño la miró y luego volvió a mirar al más grande, con la mirada fija en Evelyn como si esperara a que tomara una decisión que no comprendía. Se le hizo un nudo en la garganta. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué a mí?, pensó. De todas las personas que había en aquella parada de autobús, ¿por qué la habían acorralado a ella?
Dio un paso tembloroso hacia delante. El gruñido del oso mayor se desvaneció al instante, como si hubiera superado una prueba sin saberlo. Pero eso no la tranquilizó. Se dio cuenta de que la querían en el bosque. Y ella estaba caminando hacia allí. Sobre sus propios pies.