Un águila arrebata un gato del patio – ¡Lo que descubren los vecinos te dejará boquiabierto!

Cuando terminó de hablar, su teléfono zumbó con fuerza contra su pierna. Samantha lo sacó a tientas del bolsillo, esperando otro mensaje vacío, otra pista muerta. Pero no era así. Había aparecido un nuevo comentario en su post de Facebook: alguien había encontrado algo. Plumas de águila. Muchas. Cerca del huerto abandonado.

Se le cortó la respiración. Abrió la foto. Enormes plumas blancas y marrones cubrían la hierba en círculos irregulares, contrastando con la tierra. El huerto… en las afueras de la ciudad. Su pulso se aceleró dolorosamente. Se volvió hacia Alex y su voz se quebró con una repentina y estremecedora esperanza: «Creo que tenemos una pista»