Mi hija (19) empezó a ver a un hombre (43) contra nuestra voluntad

Intenté suavizar el tono. «Cariño, ¿te está haciendo daño? ¿Te obliga?» Sus ojos se abrieron horrorizados. «¡No! ¡Nunca!» Se abrazó a sí misma, temblando. «Me… me está ayudando. Algún día lo entenderás, pero ahora no» La enigmática respuesta no hizo más que ahondar el dolor.

Los rumores corrían más rápido que la verdad. El fin de semana, el colega de Martin preguntó, medio en broma, si Nora estaba «saliendo con ese hombre mayor de la ciudad» Martin llegó a casa temblando, humillado. «Están hablando de ella, Elise. Creen que hemos perdido el control» Su voz se quebró. Ya no se trataba sólo de ella. Se trataba de nosotros, de cómo nos veían los demás.