Un águila se lleva a su conejito del jardín – ¡Lo que descubren los vecinos te dejará alucinado!

Sin embargo, enterrado bajo el peso del agotamiento, algo en su interior se resistía. Su tenacidad como abogada afloró y recordó cómo había ganado casos en los que todo estaba en su contra. Se negaba a rendirse. Mañana volvería a intentarlo. Buscaría durante más tiempo, cavaría más hondo y seguiría hasta que algo cediera.

A la mañana siguiente, se levantó con una nueva determinación que le endurecía el pecho. Habían pasado más de dos días desde la desaparición de Pablo y el tiempo corría en su contra. Si no actuaba ahora, con más inteligencia y rapidez, él podría escapársele de las manos. No dejaría que eso ocurriera. No mientras aún tuviera aliento.