Suegros presumidos intentan sabotear su boda y ocurre lo impensable

Su padre, Richard, se dedicaba sobre todo a observar. De vez en cuando, hacía preguntas que parecían propias de una entrevista de trabajo: ingresos, educación, planes. Cuando Mia mencionó la posibilidad de un ascenso, Eleanor ladeó la cabeza. «Ambiciosa, eso está bien», dijo, con voz azucarada por la incredulidad. «Supongo que aún tendrás tiempo para administrar un hogar»

De postre, Mia ya sabía que se trataba de una evaluación. La estaban comparando con una lista invisible y, por muy amablemente que hablara o sonriera, no marcaba las casillas correctas. Aun así, se dijo a sí misma que lo que importaba en última instancia era el amor de Daniel y no la aprobación de su familia.