Suegros presumidos intentan sabotear su boda y ocurre lo impensable

Mia empezó a llevar un registro silencioso de fechas, correos electrónicos y recibos. Cada pequeño «error» parecía calculado. Incluso la prueba de su vestido se convirtió en un espectáculo cuando la tienda llamó para confirmar «cambios de última hora» que ella nunca había aprobado. Las modificaciones dejaban el vestido unos centímetros demasiado corto.

Eleanor se quejó. «Les dije que querías algo más moderno. Las novias jóvenes siempre cambian de opinión» Su tono era almibarado, ensayado. Daniel intentó bromear y dijo: «Bueno, al menos sigue siendo blanco» La mirada que Mia le dirigió acalló la risa antes de que empezara.