Quince minutos después salió la misma técnica, con la piel pálida. Sacudió la cabeza ante la pregunta no formulada de Tessa. «El ritmo cardíaco es irregular. El Dr. H está administrando epinefrina. Seguirá intentándolo hasta que no quede nada» Apoyó una mano enguantada en el hombro de Tessa y se marchó a toda prisa.
Tessa se agarró a los brazos de la silla, con el corazón martilleándole. Las luces fluorescentes le resultaban quirúrgicas y dejaban al descubierto todas las preocupaciones que había enterrado desde Portland: el despido, Lucas, el apartamento vacío. Murmuró una promesa en medio del silencio: Espera un poco más, por favor.