«Todos pasamos por momentos difíciles. Tú has hecho más por este país de lo que la mayoría de nosotros jamás podríamos. Déjanos hacer esto por ti» Los hombros de Jacob se hundieron al asimilar el peso de sus palabras. Por primera vez en mucho tiempo, sintió algo más que vergüenza: se sintió visto. Asintió lentamente, tragando saliva.
«Gracias», susurró, con la voz quebrada. «Muchas gracias» Con su dinero combinado y la firme insistencia de la mujer mayor, Jacob regresó a la tienda con el grupo. La cajera había retenido sus artículos en la caja registradora, y los saludó con una sonrisa aliviada. «Me alegro de que hayáis vuelto», dijo afectuosamente.