Un temblor repentino sacudió la cabina. El avión se inclinó ligeramente antes de corregir la trayectoria, lo que provocó un susurro de tensión entre los pasajeros. Mara se puso rígida, sobresaltada por el cambio, y Elise le tendió la mano instintivamente. Las turbulencias no fueron graves, pero agitaron la atmósfera al instante.
Antes de que Elise pudiera tranquilizar a su hija, el veterano se movió con sorprendente rapidez. Su brazo se colocó suavemente delante de Mara, firme y protector, como si la memoria muscular respondiera antes que el pensamiento. Elise notó el reflejo, rápido y preciso. Sintió que algo en su pecho se tensaba.
