Este estrafalario momento en el coche podría recordarte fácilmente al famoso cuadro de Edward Munch del hombre gritando, solo que sin las dramáticas manos. La «cara» de la consola, con los «ojos» muy abiertos y la «boca abierta», crea una escena cómica. Es casi como si dijera: «¡Uy, no quería aparecer así!» Una pequeña y divertida sorpresa que aporta un poco de arte y humor a un trayecto normal y corriente.
La coincidencia que dibujan estos mapas es tan sorprendente que casi pide a gritos un documental policíaco de Netflix. ¿Qué secretos esconden estas cuevas? ¿Son sólo maravillas naturales o hay algo más siniestro en juego? Es un misterio apasionante que espera ser explorado, potencialmente el argumento perfecto para una serie apasionante que mantendría a los espectadores al borde de sus asientos.