Al contemplar esta escalera en espiral, su naturaleza precaria aumenta su atractivo. Las delgadas barras que la anclan a la montaña parecen casi demasiado frágiles para un diseño tan grandioso. Subir esta escalera no es sólo una hazaña física; es una aventura que pone a prueba tus nervios, con cada paso prometiendo un alcance más cercano al cielo.
A pesar del susto inicial, hay un lado positivo en esta saga de arañas. En primer lugar, el alivio de que estos huéspedes de patas largas se quedaran fuera de la tienda, y en segundo lugar, el papá patas largas es conocido por ser inofensivo. Es un encuentro inesperado con la naturaleza que añade un elemento inolvidable, aunque ligeramente espeluznante, a la experiencia de acampar.