Un camión pierde su carga en la autopista y el conductor se da cuenta..

La lluvia martilleaba la interestatal como si quisiera abrirse paso. Dan luchó contra el volante mientras el camión se tambaleaba, el remolque se sacudía detrás de él como si tuviera mente propia. Una fuerte sacudida, un crujido metálico y algo en el interior se soltó. Las cajas salieron despedidas por la parte trasera.

El sonido de la madera astillándose y el metal haciéndose añicos, aunque espantoso, quedó ahogado por el aguacero. Maldijo, se echó al arcén y parpadeó a través de los limpiaparabrisas ante el rastro de escombros que quedaba tras él. La lluvia impedía ver lo que había caído, pero una cosa estaba clara: algo grande se había desprendido.

De repente, unos faros aparecieron detrás de él. Dos orbes blancos atravesaron la tormenta, acercándose rápidamente. Entrecerró los ojos, esperando ver destellos rojos y azules, pero no había ninguno. El vehículo aminoró la marcha a medida que se acercaba. Vio brevemente que el conductor le miraba con frialdad. Se le revolvió el estómago. Aquello no era una patrulla de carretera