Un soldado vuelve a casa después de 2 años – Se pone pálido cuando su hija le dice: «Mamá tiene un secreto…»

A la mañana siguiente, Michael encontró huellas de botas embarradas cerca de la puerta trasera, demasiado pequeñas para las suyas y demasiado grandes para las de Sarah. Se dirigían hacia el patio, donde la tierra estaba recién removida, como si hubieran cavado y vuelto a cubrir algo. Michael se agachó y trazó el contorno, con el corazón martilleándole en el pecho.

Aquella noche supo que no podía sacrificar su necesidad de saber por la paz doméstica. Exigió respuestas. «¿Quién ha estado aquí, Sarah? Dime la verdad» Sus ojos destellaron pánico antes de tranquilizarse. «Los vecinos ayudan a veces. Deja de imaginarte cosas» Sus palabras tranquilas sólo profundizaron su duda. Si era inocente, ¿por qué temblaba ante su pregunta?