Intentó varias veces interrogar a los hombres sobre la situación, pero era como si se hubiera vuelto invisible para ellos. Los agentes mostraban un desprecio absoluto por su presencia y, a medida que pasaba el tiempo, empezaba a sentirse como un intruso en su propia casa. Dondequiera que se movía, se sentía como un obstáculo en su camino. Nadie le ofrecía respuestas y, cuando se atrevía a preguntarles, no parecían más que irritados por su curiosidad.
Al final, su conversación se convirtió en un complejo lenguaje en clave. Se fijó en dos agentes que estaban a cierta distancia, susurrando con urgencia. Captó fragmentos de su conversación: palabras como «peligro para la nación» y «evacuación inmediata» le helaron hasta los huesos. A John le dio un vuelco el corazón y poco a poco fue comprendiendo las implicaciones de la conversación. ¿Era posible que se estuvieran refiriendo a él? ¿Una amenaza para el país? ¿Él, un simple jubilado, era visto ahora como un riesgo para la seguridad nacional? Su intuición le decía a gritos que la situación se le escapaba de las manos. Sintió la imperiosa necesidad de salir de este escenario en rápida escalada antes de que fuera demasiado tarde.