Los piratas también lo vieron. Se oyeron gritos. La caja se les escapó de las manos y cayó con estrépito sobre la cubierta del barco. Dos de ellos lucharon por alejarse del avión. Uno se tiró al agua. Otro intentó arrancar el motor, pero se atascó con la cuerda.
Una voz retumbó en el mar. «¡Son los guardacostas! Tiren las armas y quédense donde están» Los reflectores iluminaron el caos. Noah y Jamie se taparon los ojos. En cuestión de segundos, los piratas estaban rodeados. Una embarcación más pequeña de la Guardia Costera los flanqueaba.