La voz de Noah era baja, entrecortada. «Sin formación, sin flanqueo. Saben que no podemos maniobrar» Jamie ya estaba sudando. «¿Qué hacemos? No podemos dejarlos atrás. No podemos superarles. Ni siquiera podemos volar» «Sigue moviéndote. Eso es todo lo que tenemos «
Jamie miró detrás de ellos. Las tres cajas selladas se movían con cada sacudida. Los miró como si estuvieran a punto de explotar. «No saben lo que llevamos, ¿verdad?» Su voz se quebró ligeramente. Noah no contestó.