Un velero queda varado y se topa con piratas: ¡lo que hace la tripulación para sobrevivir los deja a todos atónitos!

Pero los ojos de Liam permanecían fijos en los instrumentos. El trabajo de su vida estaba al descubierto en manos de hombres que no entendían ni les importaba lo que valía, sólo que se pudiera vender. Y ese pensamiento hizo que el miedo se transformara en algo más agudo, algo más cercano a la desesperación. Una vez abierta la primera caja, los piratas se movieron con rapidez.

Un hombre ladró una orden y otro agarró el borde de la caja, arrastrándola por la cubierta con un chirrido de metal contra madera. El relleno de espuma se desparramó cuando los instrumentos se sacudieron y las delicadas piezas chocaron entre sí. Liam se levantó de su asiento. «Detente, los romperás» El alto pirata se le echó encima al instante, empujándolo con un gruñido.