De vuelta en comisaría, los agentes revisaron la grabación del USB, que demostraba claramente la inocencia de Samuel. El vídeo mostraba el intento de Samuel de detener al verdadero atracador, y la identificación errónea de la anciana salía a la luz.
Gracias a los esfuerzos de Leah, el verdadero delincuente fue identificado y detenido. La incansable búsqueda de la verdad por parte de Leah había dado un giro positivo a la vida de Samuel. Ahora era un hombre libre y su gratitud no tenía límites.