A la mañana siguiente, cuando la enfermera entró con una nueva historia clínica, Tula no esperó. «Quiero ver mi expediente completo», dijo. Su tono era firme, sin disculpas. «No resúmenes. No reimpresiones. El papeleo original. Los formularios de admisión. Todas las páginas con mi nombre desde el día que llegué»
La enfermera dudó. «¿Preferiría hablar con su médico sobre…?»
«No», dijo Tula, más tajante ahora. «No necesito una interpretación. Necesito los documentos» Miró a la enfermera directamente a los ojos. «Tráigalos» No había ira en su voz, sólo una claridad tajante que no dejaba lugar a demoras.