En aquel momento, nada de aquello le había parecido digno de atención. Los días se difuminaban. Entre pruebas, análisis de sangre y un sueño agitado, era fácil pasar por alto las pequeñas cosas. Pero ahora, en la quietud de su habitación, esas pequeñas cosas salían a la superficie como burbujas de aire.
No sabía lo que significaban, si es que significaban algo. Quizá sólo estaba cansada. Tal vez todo estaba en su cabeza. Pero una silenciosa inquietud se había apoderado de ella. Algo no iba bien. Y era algo más que su ansiedad por estar embarazada a los 72 años.