Jason no podía estar más contento con este acuerdo. La alternativa, quedarse con Susan, había sido una perspectiva desalentadora. Afortunadamente, había conseguido disuadirles de esa idea, y sus tíos habían asumido amablemente la responsabilidad. Fue un alivio para Jason saber que no tendría que soportar la incomodidad y la ansiedad de vivir con Susan durante este difícil momento.
Pero esa mañana, su tranquila rutina se vio interrumpida cuando el teléfono de la tía Christel sonó de repente, alterando el tranquilo ambiente. Su respuesta inicial fue despreocupada al coger la llamada, pero la conmoción en su voz cuando dijo: «¿Con quién?» hizo que Jason sintiera un escalofrío y comprendiera al instante la gravedad de la situación.
