Pensaba que estaba solo en el hielo hasta que apareció una morsa gigante

Pero quedarse quieto no le hacía sentir mucho mejor. Su corazón latía con fuerza contra su pecho mientras daba un paso atrás con cuidado. Luego otro. Su pie chocó contra algo sólido: la bolsa de equipo. Intentó recuperarse, pero el ángulo no era el adecuado.

Tropezó, agitando los brazos, y cayó de costado. El impacto volcó la bolsa y derramó parte del pescado seco que había dejado a un lado. El olor llegó al aire. La morsa reaccionó al instante.